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los espacios de trabajo compartidos, los bancos de tiempo, el microtrabajo, el intercambio de
bienes, la venta de bienes usados y los servicios financieros (como el crowdfunding o la
financiación entre iguales).
Así pues, a través de su principio, la economía colaborativa puede considerarse parte del
enfoque sostenible (puede demostrarse precisamente utilizando el ejemplo del transporte
compartido). Una economía colaborativa puede entenderse como un sistema económico en el
que los particulares comparten bienes o servicios de forma gratuita o a cambio de una cuota,
normalmente a través de internet" (Oxford Dictionaries 2018).
Según Koopman et al. (2014), una economía colaborativa crea valores utilizando varios
métodos fundamentales:
• el primer factor esencial es la oportunidad de utilizar un activo no utilizado, que como
tal se considera "capital muerto" o capital no utilizado,
• la combinación de usuarios y proveedores, y por tanto de oferta y demanda, hace
que el mercado sea más competitivo y especializado,
• se amplía el abanico de negocios y se reducen los costes (como los transaccionales),
• la existencia de mecanismos de evaluación puede mediar significativamente en el
riesgo de información asimétrica.
Orsi y Doskow (2009) dividen los objetivos de compartir en cinco categorías básicas. En función
de la intención seleccionada, se decide el tema y el método para compartir. Estos objetivos
pueden dividirse en el esfuerzo por:
• ahorrar dinero o adquirir un bien o el derecho a su uso
• ahorrar tiempo y reducir el trabajo y el esfuerzo
• conducir a un estilo de vida más ecológico o "vía verde"
• construir comunidad
• adquirir nuevas competencias y experiencia
La economía colaborativa ofrece innumerables formas diferentes de uso y aplicación, pero en su
núcleo podemos observar varios principios compartidos en los que se fundamenta (Boudreau et
al. , 2014).
Son las siguientes:
• Valor y su uso - cada valor posee una cierta capacidad de uso, mientras que la no
utilización total de este valor puede considerarse un valor inútil. El tiempo se
considera el representante de este valor en la economía colaborativa (Boudreau et
al., 2014).
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