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Emprendimiento social
El concepto de espíritu empresarial social se aplica cuando se abordan cuestiones sociales,
económicas y medioambientales en la sociedad. La idea empezó a extenderse en la década de
1980 a ambos lados del Atlántico. Desde una perspectiva geográfica, se divide en escuelas de
pensamiento estadounidenses y europeas. Autores de escuelas de negocios europeas (por
ejemplo, Mair & Marti, 2006; Nicholls, 2006) contribuyen al debate y se basan en el concepto de
emprendimiento social desde el punto de vista de la escuela de pensamiento estadounidense, al
tiempo que lo complementan con un trasfondo europeo (Defourny & Nyssens, 2012).
Según Nicholls (2006), se puede considerar emprendimiento social desde el activismo voluntario,
que se fundamenta en recursos voluntarios, hasta las innovaciones sociales empresariales que se
caracterizan por el capital riesgo centrado en una misión social. Estos diversos modelos pueden
incluir distintos tipos de organizaciones sin ánimo de lucro, que van desde las que se financian
totalmente mediante subvenciones hasta las que se autofinancian por completo. Según Dees
(1998), el espíritu empresarial social describe un conjunto de comportamientos excepcionales
que deben ser apoyados y recompensados.
Entre otras, la organización sin ánimo de lucro TESSEA ČR también recoge su propia definición
de emprendimiento social como "actividades empresariales que benefician a la sociedad y al
medio ambiente". El emprendimiento social desempeña un papel importante en el desarrollo local
y a menudo crea oportunidades de trabajo para personas con desventajas sanitarias, sociales o
culturales. Los beneficios se destinan en gran medida al desarrollo de la empresa social.
Conseguir beneficios es tan importante para una empresa social como mejorar el beneficio para
el público". (TESSEA, 2022).
La Escuela Americana
La idea del empresariado social se elaboró en los años 90 en Estados Unidos, donde se
identificaron dos direcciones principales. Por un lado está la idea vinculada a un enfoque
centrado en garantizar recursos financieros a través de los ingresos propios. Esta corriente de
pensamiento se denomina "rentas del trabajo". Por otro lado, está la corriente de pensamiento
denominada "innovación social" (Defourny & Nyssens, 2012).
La primera corriente de pensamiento en relación con el emprendimiento social y las empresas
sociales o "rentas del trabajo" trata del uso de las actividades comerciales de las organizaciones
sin ánimo de lucro para apoyar sus misiones (Kerlin, 2006). Estas entidades se esfuerzan por
resolver los problemas relativos a su financiación, y para ello utilizan sus propias actividades
comerciales generadoras de beneficios. Este beneficio se utiliza posteriormente para apoyar la
misión social de la entidad en cuestión. La financiación de múltiples recursos de la entidad se ve
así incrementada por los ingresos propios procedentes de actividades comerciales (Defourny &
Nyssens, 2012).
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