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El ODS 15 se centra específicamente en la gestión sostenible de los ecosistemas terrestres,

                  deteniendo  e  invirtiendo  la  degradación  de  la  tierra  y  los  hábitats  naturales  y  los  bosques,
                  combatiendo con éxito la desertificación y deteniendo la pérdida de biodiversidad (Keesstra et
                  al.,  2016;  Behradfar  et  al.,  2022).  Por  lo  tanto,  es  necesario  disponer  de  mecanismos  de
                  evaluación para supervisar las metas y los indicadores del ODS 15 (Ansari et al., 2021).

                      ●  Gestión forestal
                  Los bosques desempeñan un papel importante en la regulación del ciclo global del carbono, ya
                  que almacenan gigatoneladas de carbono cada año. Por ello, cada vez es mayor la preocupación
                  por  disminuir  las  emisiones  de  gases  de  efecto  invernadero  (GEI)  procedentes  de  la

                  deforestación y la degradación forestal como paso hacia la mitigación del cambio climático (Avtar
                  et al., 2020). La cubierta y el estado de los bosques se ven influidos por una serie de factores: el
                  aumento de la población (tala selectiva para satisfacer la creciente demanda de alimentos y otros
                  productos  básicos);  los  grandes  incendios  forestales;  la  fragmentación;  las  plagas  y  las
                  enfermedades (Sayer et al., 2019).

                  La superficie forestal mundial total en 2020 era de  4 060 millones de hectáreas (ha),  lo que
                  corresponde al 31 por ciento de la superficie terrestre total (0,52 ha por persona), aunque los
                  bosques  no  están  distribuidos  uniformemente  por  población  mundial  o  ubicación  geográfica
                  (FAO, 2020). Las zonas tropicales albergan la mayor proporción de los bosques del mundo (45
                  por  ciento),  mientras  que  el  resto  se  encuentra  en  las  regiones  boreales,  templadas  y

                  subtropicales. Entre 1990 y 2020, se perdieron 5,9 millones de hectáreas de bosque al año (178
                  millones de hectáreas), aunque la tasa de pérdida neta disminuyó en esos 30 años (-7,8 por
                  ciento en 1990-20, frente a -4,7 por ciento en 2010-20).

                   Esto se ha debido a una reducción de la deforestación, además de a las campañas de forestación
                  y a la expansión natural de los bosques. Los bosques se enfrentan a muchas perturbaciones que
                  pueden afectar negativamente a su salud y vitalidad, reduciendo su capacidad para proporcionar
                  una amplia gama de bienes y servicios ecosistémicos.
                      ●  ¿Por qué biodiversidad?

                  La biodiversidad es la variedad de la vida en la Tierra, en todas sus formas y a todos los niveles,
                  desde los genes hasta los animales superiores, incluidos los seres humanos y todas las especies
                  aún  desconocidas.  Nuestra  dependencia  de  la  biodiversidad  es  muy  alta  para  todo  tipo  de

                  recursos (alimentos, medicinas, combustible, refugio y ocio). A otras especies les proporciona
                  nutrientes, polinización, dispersión de semillas y éxito reproductivo. Por lo tanto, ningún ser vivo
                  podría  sobrevivir  sin  biodiversidad.  Según  los  Objetivos  de  Desarrollo  Sostenible  (ODS),  es
                  necesario tomar medidas urgentes para hacer frente a la pérdida de biodiversidad en todo el
                  mundo (Sayer et al. 2019).

                  Las  tasas  mundiales  actuales  de  extinción  de  especies  son  aproximadamente  tres  veces
                  superiores a las anteriores a la presencia humana. Las actividades antropogénicas desde 1500


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